11 Jul Implantar la cultura de la innovación sin morir en el intento
19 MAIG 2023 · Autor: Albert Gibert
Implantar una cultura de innovación en las empresas requiere un enfoque estratégico y un compromiso a largo plazo. Pero sobre todo requiere de paciencia, de tiempo y de recursos. Innovar no es gratis, ni barato. Aunque no hacerlo puede resultar muy caro. Es necesaria una planificación financiera que sustente la innovación y, tal como me gusta expresar, “tener un presupuesto de errores”.
Más allá de estas consideraciones veamos a continuación los pasos clave para fomentar una cultura de innovación en las organizaciones:
- Crear una visión compartida: Es importante que se trabaje en un ejercicio de visión compartida para visualizar y definir una visión clara de dónde está la organización y dónde piensan que debería estar y, al mismo tiempo, dónde desearían que estuviera. Este es siempre el primer paso, ya que hay que saber dónde queremos estar para decidir cómo la innovación va a contribuir a esta transición y cómo va a contribuir al crecimiento y al éxito de la empresa.
- Fomentar el pensamiento creativo: Según el World Economic Forum esta es la principal habilidad en importancia que debe desarrollarse entre los profesionales de las empresas durante los próximos cuatro años. Para ello es fundamental animar a los profesionales a pensar de manera creativa y a cuestionar el statu quo. Esto no es fácil en el contexto empresarial donde los errores tienden a ser penalizados y pocas veces son vistos como base del cambio y de la innovación. En este sentido es necesario legitimar el error y establecer un entorno en el que las personas se sientan seguras al proponer ideas nuevas y diferentes, incluso implicando riesgos calculados. De ahí el concepto de “budget de errores” que comentaba al principio.
- Establecer un proceso de gestión de la innovación: La innovación no surge espontáneamente. Es necesario definir un proceso estructurado para la gestión de la innovación que incluya la generación de ideas, la evaluación, la selección y la implementación de proyectos innovadores. Esto ayudará a mantener un enfoque sistemático y asegurar que las ideas se conviertan en acciones concretas.
- Fomentar la colaboración y el intercambio de conocimientos: “Todas las personas de una organización son radares abiertos al mundo”. Esta es una de las frases que comparto habitualmente con los propietarios y directivos de las empresas con las que colaboro. Efectivamente, todas las personas ven el mundo desde una posición única y distinta de las demás: la suya. Y desde la visión de la realidad y del mundo que tienen con su mirada pueden aportar información clave para el futuro de sus empresas. Por tanto, es importante que las personas se sientan legitimadas para participar y aportar en los espacios y plataformas que se puedan crear para promover la colaboración entre los profesionales de las diferentes áreas de la empresa. Esto puede incluir reuniones regulares de lluvia de ideas, eventos de intercambio de conocimientos o el uso de herramientas digitales para facilitar la comunicación y la colaboración.
- Proporcionar recursos y apoyo: Ya lo decía al principio: innovar no es gratis. Es importante asignar recursos adecuados, tanto financieros como humanos, para respaldar las iniciativas de innovación. También es esencial brindar capacitación y desarrollo profesional para mejorar las habilidades de pensamiento innovador y proporcionar apoyo en el proceso de implementación de proyectos innovadores.
- Reconocer y recompensar el pensamiento y los logros innovadores: Es importante dar reconocimiento y celebrar las ideas innovadoras y los éxitos obtenidos. Esto puede incluir recompensas financieras, reconocimientos públicos, oportunidades de crecimiento profesional o cualquier otro incentivo que motive a los empleados a seguir buscando la innovación.
- Aprender de los errores: Fomentar una mentalidad de aprendizaje en la que el error se legitime y se vea como una oportunidad para aprender y mejorar. Para ello es importante animar a los profesionales a asumir riesgos controlados y a experimentar, incluso si los resultados no son siempre los deseados.
No hay que olvidar que la implantación de una cultura de innovación conlleva tiempo y esfuerzo. Por este motivo, es importante que los líderes se comprometan y ejerzan su rol con toda su energía y que se focalicen en acompañar a sus colaboradores en una transición cultural que va a tener que superar dificultades y para la que no todas las personas se sentirán preparadas o legitimadas.