01 Feb La potencia de trabajar con Lego© Serious Play© dentro y fuera de las organizaciones
01 FEB 2020 · Autor: Albert Gibert
Desde construcciones simples y elementales hasta gigantescas representaciones a escala de edificios o monumentos emblemáticos de grandes ciudades, como el Empire State Building o el Big Ben, el abanico de posibilidades que se abre a partir de la utilización de los ladrillos, de los famosos minifigures y de otros elementos del universo Lego resulta ilimitado. Pero más allá de lo que podemos construir desde el punto de vista recreativo, este universo permite ir mucho más lejos y servir de base para trabajar tanto en el ámbito del desarrollo personal como en los ámbitos profesional y empresarial. Esto es lo que permite la metodología Lego© Serious Play© (LSP).
Esta metodología LSP empezó a gestarse hace ya más de veinte años a partir de una colaboración entre Lego y profesores de prestigiosas universidades y escuelas de negocios como el MIT (USA) y la IMD (Suiza). Durante un período de más de diez años se fue desarrollando un método que, aprovechando todos los recursos del fabricante danés, permite crear modelos en 3D para representar cualquier situación, idea, proyecto, visión, etc., tanto de forma individual como colectiva.
LSP se fundamenta en conocimientos muy consolidados con dos pilares destacados: el constructivismo y el construccionismo. El primero lo sintetiza Jean Piaget al expresar que “aprendemos y desarrollamos el conocimiento a partir de aquello que conocemos y experimentamos”. El segundo queda muy bien resumido por Seymour Papert al afirmar que “cuando creamos o construimos algo concreto, estamos construyendo nuevas ideas y conexiones en nuestras mentes”. Con esta metodología se permite crear un marco de referencia para un estilo de comunicación y liderazgo participativo, democrático, inclusivo, enfocado y divertido.
Para entenderlo mejor podemos decir que LSP es un método sistemático que permite resolver situaciones complejas, explorar nuevas ideas, definir objetivos o retos, etc., mediante un proceso estructurado y definido donde los participantes construyen y comparten aquello que han construido de manera que se genera un espacio de conocimiento compartido, más plural y más rico, a partir de lo que sus manos han creado.
Es a su vez una herramienta de comunicación que permite y desarrolla la escucha activa, la retención y la asimilación… Nos suena aquello de que una imagen vale más que 1.000 palabras, ¿verdad? Pues imagínate lo que es construir individual o colectivamente un modelo en 3D. Se trata de aprender haciéndolo (“learning by doing”).
Entre sus principales aplicaciones destacan las siguientes:
- Permite superar situaciones de bloqueo. Las personas no somos conscientes de todo lo que sabemos. Como si de un iceberg se tratara, sólo somos capaces de detectar una mínima parte de todo el conocimiento que se puede conseguir hacer emerger de forma clara y que, a partir de ahí, se puede compartir. Además, en el ámbito empresarial permite la conexión de propósitos y objetivos entre la organización, los distintos departamentos y los empleados, permitiendo crear una cultura compartida.
- Es posible superar los patrones habituales de pensamiento. Si abordamos los problemas y los retos, individuales o colectivos, siempre de la misma manera, vamos a obtener siempre resultados muy parecidos. Aunque nos digamos “ya me está bien así” llegará un día en que nos daremos cuenta de que lo que nos rodea ha cambiado y no sabremos cómo reaccionar. Si nos acostumbramos a abandonar nuestra zona de confort veremos que aproximaciones distintas nos permiten alcanzar resultados diferentes.
- Se puede superar la participación limitada en las reuniones. Este método permite la participación de todos durante todo el tiempo, de modo que se evitan situaciones muy habituales en ámbitos colectivos en que el 20% de los miembros aporta el 80% del contenido. De esta manera se permite dar voz a quien no lo tenía (o a quien, por comodidad, no la quería) permitiendo aflorar nuevos conocimientos y creando valor y un impacto positivo.
La metodología LSP se puede aplicar en cualquier entorno donde hay incertidumbre, tanto a nivel individual como a nivel grupal o colectivo. A nivel personal puede resultar una herramienta muy útil en distintas etapas de un proceso de coaching facilitando la creación de situaciones concretas, retos, bloqueos, etc.
En el mundo empresarial se puede utilizar en cualquier ámbito sea cual sea el nivel jerárquico o funcional.
En mi caso he utilizado LSP con éxito en el trabajo de aceleración del alineamiento de equipos, en el área de recursos humanos (formación, team building, selección,…), en definición y rediseño de procesos de producción y logística, en el área del márketing (nuevos productos y mercados, customer centricity, brainstorming,…), en departamentos de comunicación para trabajar el storytelling, y, en un nivel jerárquico superior, en comités de dirección (estrategia, selección de proyectos, nuevas líneas de negocio,…) y en consejos de administración (alineamiento entre socios, validación del proyecto empresarial,…).
Esta metodología se debe utilizar siempre en workshops específicos, diseñados y preparados a partir de una necesidad concreta por un facilitador con experiencia contrastada. Además, dada su versatilidad, también se puede utilizar de manera combinada con otras metodologías para conseguir elevar al máximo exponente la comunicación, la creatividad, la resolución de problemas y la planificación.