La facilitación de un workshop en el ámbito corporativo debe permitir resolver situaciones complejas, explorar nuevas ideas, definir objetivos o retos, etc., a través de un proceso estructurado y definido donde los participantes puedan compartir información de tal manera que se genere un espacio de conocimiento común y compartido.

Un buen diseño de workshop debe facilitar la evolución de la comunicación mediante el desarrollo de la escucha activa, la retención y la asimilación.

De esta forma, podrás concentrarte en lo necesario para trabajar, permitiendo:

1. Superar situaciones de bloqueo. No somos conscientes de todo lo que sabemos. Como si de un iceberg se tratara, solo somos capaces de detectar una pequeña parte de todo el conocimiento que se puede hacer surgir y que, a partir de ahí, se puede compartir. Además, en el entorno empresarial se puede lograr la conexión de propósitos y objetivos entre la organización, sus diferentes departamentos y los empleados, permitiendo la creación de una cultura compartida.
2. Superar los patrones de pensamiento existentes. Si abordamos los problemas y desafíos siempre de la misma manera, siempre obtendremos resultados muy similares. Aunque nos digamos “esto me va bien”, llegará un día en el que nos demos cuenta de que lo que nos rodea ha cambiado y no sabremos cómo reaccionar. Si nos acostumbramos a salir de nuestra zona de confort, veremos que diferentes enfoques nos permiten lograr diferentes resultados.
3. Superar la participación limitada. Las buenas metodologías permiten que todos participen siempre, de modo que en los escenarios colectivos se evitan situaciones bastante habituales en las que el 20% de los miembros aportan el 80% del contenido. De esta manera, es posible dar voz a quienes no la tenían (o que, por conveniencia, no la querían) permitiendo que surja nuevo conocimiento y creando valor e impacto positivo.